CINE MUJER
CECILIA BARRIGA
“Te pasas la vida buscando localizaciones para el cine cuando hay tantas localizaciones que andan buscando una cámara” (Marguerite Duras)
“Te pasas la vida buscando localizaciones para el cine cuando hay tantas localizaciones que andan buscando una cámara” (Marguerite Duras)
Al inicio cito a Marguerite Duras, que fue también, a parte de escritora, una gran cineasta, con esa frase que nos habla de la necesidad que tiene la vida, los espacios y los lugares, de encontrar a alguien que los filme, ese llamado urgente de una realidad que está ocurriendo ahora, ante nuestros ojos y que necesita de ser registrado, esa urgencia de hacer del cine un acto inaplazable, es lo que Cecilia Barriga ejecuta magistralmente. Ella es de las pocas cineastas que reaccionaron y se dedicaron a filmar lo que estaba ocurriendo en la Puerta del Sol de Madrid, lo que conocemos como el movimiento de los indignados del 15M, su cámara estaba en el lugar porque no podía ser de otra manera, al igual que estuvo en el movimiento Occupy Wall Street, en Nueva York y en Chile, para registrar los últimos acontecimientos que ocurren en la toma de un colegio de Santiago de Chile. Con estos tres “instantes” de indignación ciudadana, compone un tríptico fílmico llamado “Tres instantes un grito” su último documental. Película estrenada en muchos países que quedará como testimonio de una convulsión ciudadana sin precedentes. Su mirada alejada de lo antropológico, busca la emoción, los detalles, y en el caso de la parte dedicada a Chile, realiza una composición de los protagonistas llena de matices, para construir un testimonio único, al mostrar los últimos momentos de una batalla, llevada a cabo por adolescentes, estudiantes de un colegio público que agotados y felices concluyen la lucha que les llevó a estar seis meses reafirmando sus ideas y reinventando sus vidas, en un espacio, su colegio, transformado en campo de batalla.
El cine se define como un arte colectivo en su concreción, en su puesta en escena requiere de equipos complejos, y no es hasta el desarrollo de las nuevas tecnologías donde este se hace más accesible, por la ligereza y simplificación de los equipos, no olvidemos, por ejemplo, que Agnes Varda, esa otra mujer cineasta que, por cierto, comparte con Cecilia la autonomía y libertad de su cinematografía, cuando en el año 1963 fue a Cuba a rodar su homenaje al pueblo cubano, (“Salut les cubains”, 1971)decidió hacer fotografías por el excesivo peso de las cámaras. Esa determinación por buscar nuevos caminos para narrar, esa búsqueda de los materiales que van a conformar el relato audiovisual lo desarrolla Cecilia desde sus inicios, empezando con trabajos en video arte cuando en España era algo completamente inusual, digamos que todo eso que en otros países europeos estaba ya desarrollándose, acá se consideraba algo menor, eso no era “cine” eran “experimentos”, lo que de por si conlleva una especie de sub categoría y desde luego totalmente alejado de lo que se enseñaba en las aulas de comunicación y cine de las pocas universidades con áreas de cine. Por ello, Cecilia es una pionera, y si revisamos su filmografía, nos damos cuenta de la diversidad de su obra. Sus instalaciones de vídeo han estado en reconocidos centros de arte, su cortometraje, “Encuentro entre dos reinas”, una exquisita pieza que se apropia de las imágenes de Marlene Dietrich y Greta Garbo para componer una historia que plantea cómo ha sido el retrato de la mujer en el cine clásico, ha sido proyectado en el MOMA de Nueva York, en el Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, y en el Museo Guggenheim de Bilbao, por citar algunos, el cortometraje, de 14 minutos, constituye una pieza experimental única con un trabajo de montaje extraordinario que nos permite creer en ese hipotético amor entre dos divas maravillosas.
Hay un texto, “Lo que queda de mi” escrito por la propia Cecilia donde da cuenta de sus trabajos y reflexiones, lo que nos permite conocer aún más su obra, y su postura como creadora frente a su propio trabajo. En el año 1996 realiza en las calles de Nueva York una acción, “Calor city” , muy sencilla pero de un poderío asombroso, así lo cuenta ella misma:
“Fue una acción que realicé en Nueva York, durante una gran nevada que hubo y que dejó cubierta de nieve y paralizada Manhattan por varias horas. La blancura de la nieve hizo que la ciudad se transformara en una gran pantalla. Con un vídeo proyector portátil, me paseé por las calles haciendo una serie de proyecciones sobre las montañas blancas de nieve que tapaban los coches y proyectaba sobre ellas. Eran imágenes del sol y las azules y cálidas aguas caribeñas de Cuba. En el fondo era sugerir con un simple acto, que en circunstancias extremas una gran ciudad con tanto poder como Manhattan, podía ser tan vulnerable a necesitar ayuda de otros lugares mucho menos poderosos y más pobres como Cuba, con su calor y su energía natural.”
La cineasta callejera, la viajera incansable. Ella y su cámara, la cámara y ella. Ya solo nos queda desearle que su caminar siga imparable y ojalá encontrarnos en algún recodo del largo camino.