MAITE VITORIA DANERIS
La realizadora española Maite Vitoria Daneris, se fue un día a Turín, a visitar a una amiga. Una noche, recorriendo el Mercado de Porta Palazzo, algo ocurrió…
El Mercado de Porta Palazzo es un lugar donde ocurren muchas cosas, donde hay mucho movimiento en las horas punta, pero de noche, cuando todos duermen, alguien prepara su cámara, una bella historia está a punto de comenzar.
En CINE MUJER esta vez nos acercamos a una mujer especial, española, joven, luchadora, Maite Vitoria Daneris, cuyo documental “El lugar de las fresas” me enamoró y emocionó profundamente cuando lo vi. Dada la cercanía, me voy a permitir hacer una reseña más personal. Internet está lleno de entrevistas y videos de Maite, ya que este año, su película documental, “El lugar de las fresas”, ha conseguido tal reconocimiento, que sin duda se ha ganado un lugar importantísimo en las mujeres que marcan rutas y demuestran con su trabajo el poder de la mujer en el audiovisual. Hace pocos días ha ganado el gran premio de Alcances, Festival de Cine Documental de Cadiz.
Conocí a Maite en un curso de Patricio Guzmán. Imposible no quedar intrigada por lo que contaba de su experiencia de diez años sacando adelante su documental en Italia. En cierto modo, la manera en que ella desarrolló el rodaje y producción del documental, es un ejemplo de cómo abordar la creación, de cómo la vida te va abriendo los caminos y en tus manos está seguir un sendero o el otro, caminar y caminar sin descanso, a veces rápido, a veces lento, pero siempre hacia adelante. La perseverancia, eso tan en desuso, esa palabra que define exactamente la actitud a adoptar cuando se trabaja con pocos medios, en un país ajeno y casi en soledad.
Maite encuentra a Lina y ese encuentro produce una semilla que ambas plantaran y esta comenzará a crecer a crecer y su fruto es este precioso y emotivo documental de nombre apetitoso: “El lugar de las fresas”. Lina la campesina italiana que trabaja sin descanso, no se te quita de la retina nunca más. Lina, nos ayuda a llevar el peso del día a día, recordarla a ella, es comprender que la vida es eso, esfuerzo.
Me impresionan su cuerpo menudo, de fuertes músculos, su energía, esos brazos acostumbrados a levantar peso y las manos. Las manos de Lina contienen el mundo entero. Su mirada limpia, su sonrisa, y ese estar en el mundo sin complejos, sin más, porque tocó.
En una Europa desmotivada, atónita y sin saber cómo afrontar su identidad porque ha perdido la capacidad de empatía frente al que toca a su puerta, aún existen personas como Lina que nos enseñan cómo a través de la solidaridad se puede construir un mundo mejor. La vieja campesina italiana sabe que el trabajo es lo que da sentido a la vida, cuando conoce a Hassan, el emigrante marroquí desempleado, comprende y entiende que su deber es procurarle ese trabajo, devolverle la dignidad como ser humano, hacerle persona, y eso solo se logra con el trabajo. Y a sus manos suma las de él. Y esta suma será beneficiosa para todos. Y esto es la vida, que ocurre, que pasa y que Maite tuvo a bien captar con su cámara para nosotros. Gracias Maite.