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EL GRAN VUELO

Si revisamos el listado de películas que abordan el tema de la Guerra Civil española vemos que hay poquísimas realizadoras mujeres que dieran su punto de vista sobre la situación de la mujer en la guerra, la última gran aportación es de Pilar Pérez Solano, con el documental, “Las maestras de la república” con guión de la escritora, Josefina Aldecoa, donde hace un retrato positivo del enorme legado de las maestras republicanas que intentaron defender la igualdad en la educación, con un sistema pedagógico moderno que posicionaba a la mujer como sujeto libre, autónomo e independiente, valores completamente vigentes a día de hoy.

“El gran vuelo” es lo que se denomina un documental de archivo, pero al mismo tiempo no lo es. Va mucho más allá, en realidad, rompe la estructura canónica que el documental de archivo propone al usar imágenes que no corresponden en su totalidad a la mujer protagonista de la historia, por eso, constituye un ejercicio de estilo arriesgado cuyo resultado crea un nuevo lenguaje cinematográfico difícilmente clasificable, que se corresponde, tal vez, a un cine casi experimental, donde las fotografías en blanco y negro, y las películas de la época son apoyadas por una música muy vanguardista creando un documento único de un valor extraordinario. Es un trabajo exquisito de investigación, dice Carolina que ésta casi se convirtió en una obsesión. Un registro audiovisual que se aleja del periodismo y se interna por otros senderos, abandonando lo meramente documental para crear un personaje casi de ficción, subrayando así la esencia de lo que se entiende hoy en día por documental: un registro donde el punto de vista del realizador, es decir la autoría, queda plasmada excepcionalmente para en este caso, conformar una obra maestra.

La historia de una mujer, Clara Pueyo, a la cual prácticamente no vemos en ninguna de las imágenes de la película, porque casi no hay fotografías de ella. Las imágenes que vemos son miles de fotografías de la época, de otras mujeres, esto va creando una sutil tela de araña construida con las ausencias, con el vacío que produce la desaparición de alguien que, a día de hoy, nunca se supo dónde la encaminaron sus pasos, cuando suplantando a una presa común, escapó de la prisión por la puerta principal de la cárcel de Les Cortes, en Barcelona.

El documental hace uso de una voz en off masculina que nos cuenta la historia, los hechos acaecidos de forma cronológica, y nos va planteando muchas preguntas, las mismas que nos hacemos los espectadores acerca de Clara, también, acerca de cómo vivían las mujeres de la época, ¿Por qué sonreían, ¿Por qué no sonreían? ¿Qué significaba sonreír? Otra voz over acompaña a las imágenes, la que corresponde a la lectura de las cartas que Clara Pueyo escribió, muchas de las cuales ni siquiera pudo enviar a sus amigos, leídas en su idioma original, el catalán y por una mujer, lo que le confiere una mayor cercanía. En ellas, Clara vuelca su reflexión acerca de lo que significa ser mujer militante del partido comunista, en los años anteriores a la guerra, durante y en la post guerra, del compromiso que conlleva, del enorme sacrificio. Escritas con un lenguaje poético, algunas son de gran intimidad, donde relata su vida de mujer derrotada, la muerte de su hija, por hambre, su situación dentro del núcleo de resistencia, sus dudas.

Es asombroso cómo sólo con fotos de la época de mujeres haciendo distintas actividades, laborales o familiares, Carolina Astudillo logra construir un retrato de la mujer miliciana, complejo y de gran aporte, para entender lo que estas mujeres luchadoras tuvieron que soportar. En la durísima post guerra española, ellas representaban todo aquello que iba en contra del modelo de mujer del régimen, representaban la mujer libre, en su manera de vestir, en su comportamiento de igual a igual con sus camaradas, sin embargo, no olvidemos que ni siquiera dentro de los circuitos progresistas era común aceptar este nivel de libertad. Existía una separación entre la mujer esposa y la mujer militante, estas no podían encontrase nunca.

Ya lo dice Doris Lessing, la escritora británica, nacida en Irán , militante del partido comunista, contemporánea de Clara Pueyo, (la escritora del Cuaderno dorado, libro que las feministas tomaron como bandera en sus reivindicaciones)“ Descontenta con el comunismo, me sentía más descontenta aún con su lenguaje, con la manía de etiquetarlo todo” En sus memorias, (Un paseo por la sombra) Doris Lessing, recuerda el viaje que hizo a España en los años de la post guerra: “era tan pobre España que partía el corazón”, haciendo también referencia a los contrastes de riqueza y miseria que en el documental quedan plasmados de forma brillante, cuando la voz de la mujer narra la muerte de su hija por hambre, mientras vemos a mujeres de la burguesía divirtiéndose al aire libre.

“Todas iban a ser reinas” cita con maestría, Astudillo a Gabriela Mistral, sin embargo, la sociedad ya respiraba el aire de la guerra, gestándose en silencio, en el juego de los niños, en la necesidad del hombre de cumplir su rol masculino, en ese camino, las mujeres valientes como Clara, como María, y tantas otras, fueron las autenticas derrotadas de su época, pero un ejemplo maravilloso para las nuevas generaciones de mujeres que, como Carolina, han sabido leer su legado y darnos a los espectadores la oportunidad de conocer su extraordinaria historia.